Aunque Lasánides no había conseguido tranquilizar a Frey Kaistos sobre las consecuencias de sentir la presencia de Awlin, el monje científico parecía un poco más tranquilo, pero no lo estaba del todo. Especialmente, no había ninguna ley científica que permitiera considerar la existencia de entidades incorpóreas. Pero no podía negarse a sí mismo que llevaba sintiendo su presencia desde hacía más de una década y que, de hecho, había sido él quien les había indicado algunos peligros en los últimos días. Sin embargo, su mente analítica no estaba muy conforme con la existencia misma de la entidad y, si era sincero consigo mismo, hubiera tenido una posición muy crítica con cualquiera que le hubiera dicho que sentía la presencia de una entidad como Awlin.
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